Entender cómo funciona mejor el cuerpo de quienes hacen ejercicio regularmente

Todo el mundo sabe que para llevar una vida sana es importante comer bien y hacer ejercicio con regularidad. Pero mucha gente piensa que para eso es necesario practicar algún deporte o ir al gimnasio, cuando caminar a buen ritmo o incluso andar en bicicleta ya es muy bueno para el cuerpo. ¿Pero sabes qué cambia en nuestro cuerpo cuando hacemos ejercicio con regularidad, aunque no sea tan intenso? Conoce los motivos para iniciar cualquier tipo de formación:

Ayuda a adelgazar

Para quienes siguen una dieta, esta puede ser la principal razón para hacer ejercicio. Después de todo, no se puede negar que te ayudan a perder peso. Esto se debe a que para que la actividad metabólica aumente y para transportar adecuadamente el oxígeno al cuerpo, la hemoglobina extrae energía de la glucosa, que no es más que azúcar. Así es, el villano de las dietas. Pero este proceso metabólico también se puede realizar con la propia grasa en algunas partes del cuerpo. Por tanto, hacer ejercicio significa transformar en energía los agentes que engordan y, por tanto, desaparecen.

Aumenta la forma física, dándote más disposición

No creas que la energía es un resultado momentáneo de quien hace ejercicio. Con el tiempo, la condición física aumenta, lo que significa una mayor disposición para realizar las tareas diarias. Esto se refleja en más resultados en el trabajo y en la vida personal, pues se deja de lado esa vieja pereza, dando paso a un mayor deseo de salir con amigos o hacer cualquier otra actividad que sea de interés para la persona que hace ejercicio.

Libera endorfinas

La endorfina no es más que una hormona liberada por el cerebro responsable del placer. Pero además de dar esa sensación de bienestar, también tiene un efecto analgésico, que controla el dolor y alivia la tensión muscular. Sin mencionar que reduce el estrés, la ansiedad e incluso los síntomas de depresión. Existen algunas formas de liberar esta "hormona de la felicidad", y una de ellas es precisamente a través del ejercicio físico. Así que incluso esa caminata o paseo tendrá beneficios para su cuerpo y mente.

Previene la aparición de enfermedades crónicas.

El ejercicio físico fortalece el sistema inmunológico, lo que hace que sea más difícil contraer una enfermedad o recuperarse más rápido de ella. Pero además de los resfriados y la gripe, la actividad también es un gran aliado en la lucha contra las enfermedades crónicas. Una vida sedentaria aumenta considerablemente las posibilidades de desarrollar cáncer, especialmente si la persona es obesa, mientras que una vida activa reduce en gran medida esta condición. Además, el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes o incluso un derrame cerebral también disminuye drásticamente.

Aumenta la autoestima

Además de los beneficios ya mencionados para la mente, la práctica de ejercicios también aumenta la autoestima. Esto se debe a diferentes factores. En primer lugar, muchas personas se sienten avergonzadas de su cuerpo, y esto es especialmente cierto cuando tienen sobrepeso. Al comenzar a perder peso y ganar músculo, tanto hombres como mujeres tienden a ser más felices consigo mismos. Pero además hay un factor fisiológico: hay una mejora en el flujo sanguíneo del cerebro, lo que aumenta la sensación de bienestar. Las consecuencias van desde reducir los niveles de estrés hasta acabar con el insomnio, lo que permite un sueño más tranquilo.

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