¿Son la sal y el sodio lo mismo? Conoce tu consumo diario ideal

En medio de tantas dietas e información sobre lo que es bueno y lo que es malo, es común confundirse sin saber realmente en quién creer. En algunos casos, no hay duda, y la comida pronto se identifica como un gran villano. Esto ocurre con cierta frecuencia con la sal, un ingrediente que las personas con presión arterial alta deben eliminar y que todos los demás deben evitar. ¿Será? A decir verdad, muchas personas confunden el sodio con la sal, y siguiendo esta lógica de no incorporarlo en la dieta estas personas pueden acabar dañando su propio cuerpo.

Sodio y sal: ¿cuál es la diferencia?

La mejor manera de explicarlo es mirar el aspecto químico. La sal es un ingrediente que contiene cloro (Cl) y sodio (Na) en su composición, por lo que se le conoce como cloruro de sodio (NaCl). Pero no aparecen en cantidades iguales, ya que 1 g de sal tiene 400 mg de sodio. Por lo tanto, la sal se compone de un 40% de sodio y un 60% de cloro. Y sí, esa cantidad es bastante impresionante.

El consumo de sodio es muy necesario para la vida humana.

El sodio por sí solo no debe verse como un problema, ¡al contrario! Es muy necesario para la existencia de la vida humana. A diferencia de lo que muchos creen, es un gran aliado del corazón, ya que la deficiencia de este mineral puede provocar arritmias cardíacas, que es cuando el órgano late de forma irregular. De hecho, cuando se combina con potasio, ayuda a equilibrar la cantidad de agua en el cuerpo. Eso es porque el sodio retiene los líquidos, mientras que el potasio los excreta. No es de extrañar que la combinación sea muy adecuada para personas que padecen diarrea o vómitos. Por último, aporta más energía al organismo y sigue siendo muy beneficioso para la musculatura, estando indicado su consumo para quienes hacen ejercicio de forma habitual.

Incluso reducir por completo el sodio en la dieta provoca varios problemas, que son exactamente los que previene el mineral. Su déficit generará, por ejemplo, arritmias cardíacas, diarreas, vómitos y debilidad muscular. Sin mencionar que uno de los síntomas de la falta de sodio en el cuerpo es el dolor de cabeza, que es una advertencia importante de que es hora de agregarlo a la dieta.

Cantidad necesaria para el cuerpo

Pero como ocurre con todo en la vida, el exceso es perjudicial para el cuerpo. Demasiado sodio puede provocar hipertensión y enfermedades cardiovasculares, por lo que las personas con presión arterial alta deben ser muy conscientes de su consumo. Sin mencionar que en abundancia puede reducir la cantidad de calcio en los huesos, provocando problemas como la osteoporosis. Por eso es bueno estar al tanto de la cantidad de sodio que consume. Lo que recomienda la OMS, la Organización Mundial de la Salud, es la ingesta de 2 gramos diarios, lo que equivale a 5 gramos de sal. Pero tenga cuidado: el sodio puede estar presente en otros alimentos, lo que significa que, dependiendo de su dieta, debe reducir la sal que usa para preparar las comidas.

Alimentos ricos en sodio

Para no cometer errores con la sal, debe conocer la cantidad de sodio presente en los alimentos que ya consume. Pescados, carnes rojas, huevos y algas, por ejemplo, son fuentes de este mineral. El salmón, por ejemplo, tiene 135 mg de sodio, mientras que algunas algas tienen más de 2 gramos. Pero lo que realmente merece atención son los alimentos industrializados, porque sí suelen tener grandes cantidades de sodio, como es el caso de la gaseosa y la galleta de almidón. Los fideos instantáneos son quizás uno de los más dañinos, ya que un paquete contiene casi 2g de sodio, es decir, casi la mitad de lo indicado para el consumo diario.

¡Recuerda que los dulces también pueden contener sodio! El preparado para bizcochos y bizcochos rellenos, por ejemplo, no solo tiene grandes cantidades de este mineral sino que también tiene exceso de azúcar. Si estás consumiendo demasiado sodio, lo ideal es sustituir la sal de mesa por otros ingredientes que también le darán sabor a tu comida. El ajo, la cebolla, el aroma verde y el orégano son excelentes alternativas.

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