Comprender por qué tocar un instrumento musical proporciona tanto bienestar.

Aprender a tocar un instrumento musical, desde los más clásicos, como el violín y el piano, hasta los que producen un sonido más pesado, como la guitarra y la batería, es el sueño de muchos apasionados de la música. Pero, ¿sabías que, mucho más que una forma de triunfar en el círculo de amigos o intentar seguir una carrera en el campo, la práctica de esta actividad puede traer mejoras al bienestar y aún potenciar algunas habilidades cerebrales?

Tocar un instrumento musical hace que el cerebro sea más activo

Uno de los mayores beneficios de aprender a tocar un instrumento musical es que pone a trabajar tu cerebro. Por mucho que haya actividades diarias, como el estudio y el trabajo, es muy importante poder tomarse el tiempo para dedicarse a algo que se salga de la rutina, más aún si el hobby en cuestión es capaz de estimular distintas áreas del propio cerebro, como es el estuche de música.

Es que al detenerse para aprender guitarra, guitarra, violín o cualquier otro instrumento, tanto el responsable de la coordinación motora como el que manda la vista y el oído estén debidamente entrenados. Sin mencionar que la actividad también trabaja con la memoria y la concentración: la primera porque es necesario memorizar las notas y la posición correcta de los dedos para aprender una canción, y la segunda por la necesidad de prestar atención a detalles como el ritmo, la armonía, la melodía y tono - y todo al mismo tiempo.

El alivio del estrés y una sensación de alegría acompañan al aprendizaje

Ya sea recordando un momento agradable o generando nostalgia por un tiempo que ha pasado, la música es capaz de activar nuestras emociones de una forma que casi ningún otro arte puede hacerlo, tanto que, en el cine, es un aliado importante para lograr este objetivo. Y si ya estamos jugando parando a escuchar una canción favorita en la radio, YouTube o en alguna aplicación de música, te imaginas cómo la sensación de bienestar es aún mayor cuando una melodía tan emocionante la hacemos con nuestras propias manos, ¿no?

Por tanto, además de ayudar a que el cerebro esté más activo, otra buena razón para aprender a tocar un instrumento musical tiene que ver con la sensación de bienestar que acompaña a la actividad. Es que al enfocar toda tu atención en algo tan emocional, puedes trabajar con tus propios sentimientos y aun así hacer que el cuerpo libere hormonas de la felicidad, como las endorfinas y la serotonina. Y vale la pena señalar que, además de los beneficios individuales, quien toca música en público también ayuda a entregar todo esto a los oyentes.

La práctica de instrumentos musicales también contribuye a una mejora en la interacción social.

Por mucho que la sensación de bienestar venga de adentro hacia afuera, la forma en que te relacionas con los demás puede influir, ¡mucho! - sobre ese tema. Por tanto, al estimular el contacto con un grupo, ya sea durante las clases o durante los momentos de presentación, la práctica de un instrumento musical puede funcionar como un aliado para mejorar esta interacción.

Además de ayudar a paliar la timidez, la socialización que acompaña al aprendizaje de la música evita la soledad -que puede desencadenar problemas emocionales graves, como la depresión- y también estimula las neuronas a través del intercambio de ideas con los demás. .

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